Comentario
Los americanos conquistaban las islas más importantes, despreciando el resto. La conquista de Iwo Jima se debió a la conveniencia de obtener una base de bombardeo cercana a Japón. Defendían la isla 25.000 japoneses (Kuribayshi), fortificados en cuevas y se encargó de asaltarla una fuerza anfibia (Spruance) con tres divisiones de marines (Smith). Tras devastadores bombardeos, el 19 de enero de 1945, los marines saltaron a la playa y recibieron un fuego que causó 2.500 bajas en un solo día. En las cuatro jornadas siguientes, los kamikaze hundieron un portaaviones, dañaron otro y los marines lograron clavar su bandera en el monte Suribachi; mientras la fotografía que inmortalizaba el momento daba la vuelta al mundo, la lucha proseguía con inaudita violencia. E1 15 de marzo se suicidó el general Kuribayshi y el 26 la isla quedó conquistada excepto algunos reductos aislados que resistieron otros dos meses. Unos 1.000 japoneses habían caído prisioneros, todos los demás resultaron muertos; la fuerza de desembarco contó 4.189 muertos, 15.308 heridos y 441 desaparecidos. Los kamikaze causaron unas 2.000 bajas en la flota y las enfermedades, 2.648.
La recuperación de Birmania estaba vinculada a la guerra en China, donde Chiang Kaishek no lograba imponerse a los japoneses a pesar de la ayuda americana. En octubre, los aliados aprovecharon el desgaste japonés para avanzar hacia el interior, mientras los japoneses se concentraban en el norte para cortar el paso a China por la carretera de Mandalay y proteger los campos petrolíferos de Yenang-yamg. El agotamiento japonés era evidente y los ingleses, con gran superioridad aérea, comenzaron a progresar por la costa, hacia el sur, hasta que, en abril, abrieron la ruta de Mandalay. El repliegue japonés ya no cesaría y los ingleses entraron en Rangún cuando sus enemigos estaban abandonándola. Los restos del ejército japonés en Birmania pretendieron refugiarse en Tailandia, pero los ingleses cortaron su retirada, aunque la tercera parte de los japoneses logró salvarse.
Mientras Mac Arthur concluía su conquista de las Filipinas, Nimitz preparó en desembarco en Okinawa, la mayor de las Riu-Kiu, bastante poblada y con una guarnición poderosa. Tratándose de suelo japonés, se esperaba una enconada resistencia y se concentraron contra ella tres divisiones de marines, tres del Ejército, 40 portaaviones, con más de 2.000 aparatos, 20 acorazados, 32 cruceros, 200 destructores y cerca de un millar de buques auxiliares. El plan japonés era, simplemente, el suicidio: 100.000 hombres (Ushijina) esperaban enterrados en cuevas, bien provistos de artillería, con 2.000 aviones, muchos de ellos kamikaze. Las bases aéreas cercanas fueron bombardeadas sistemáticamente y, a las 8,30 horas del 1 de abril de 1945, tras un potente bombardeo artillero, 60.000 americanos saltaron a tierra sin recibir un solo tiro en dos días, aunque, en el mar, los kamikaze atacaban sin cesar.
Los días 6 y 7 se lanzaron en masa y la Marina siguió su ejemplo en un ataque suicida encabezado por el enorme acorazado Yamato con cañones de 460 mm, tres almirantes y 2.767 tripulantes a bordo y carburante sólo para el viaje de ida. A mediodía, 386 bombarderos americanos se lanzaron sobre la flota japonesa, hundieron al Yamato, un crucero y cinco destructores. En tierra, también se había endurecido la situación desde el día 4. La lucha se prolongó, salpicada de ataques banzai en tierra y kamikaze en el mar, que hundieron 30 barcos y dañaron más de 300. El 21 de junio hicieron el harakiri el general Ushijima y su jefe de estado mayor y se rindieron unos 7.000 soldados; otros, en cambio, se lanzaron al mar, contra los campos de minas o se abrieron el vientre. Murieron unos 110.000 militares y civiles japoneses, 7.613 americanos del desembarco y más de 5.000 de la Marina, perdiéndose casi un millar de aviones.
A causa de la gran cantidad de islas y de su difícil conquista, los americanos abandonaron muchas guarniciones, donde los soldados japoneses, privados de apoyo, debieron sobrevivir cultivando el suelo o pescando; incluso en Rabaul, la antigua gran base, 70.000 hombres languidecían, desamparados y enfermos. Los australianos se encargaron de recoger las guarniciones de Nueva Bretaña, Bouganville y Nueva Guinea. Borneo fue ocupada por una fuerza combinada de americanos y australianos, mientras que los restos de la guarnición de Filipinas resistieron hasta el final de la guerra; en los miles de islas perdidas sobrevivieron destacamentos ignorados durante años.
El temor a un sangriento desembarco en el Japón y el deseo de utilizar su nueva arma, condujeron al lanzamiento de la bomba atómica, a pesar de que Japón ya contaba con un nuevo Gobierno, presidido por el almirante Suzuki, conocido partidario de la paz. El 20 de junio, el emperador convocó al Consejo Supremo de la Dirección de la Guerra y pidió acabar cuanto antes, aunque la cúpula militar deseaba resistir para negociar. El Gobierno envió un mensaje de paz de Stalin, que hizo oídos sordos.
El 6 de agosto de 1945, el teniente coronel Tibbets, a los mandos de un B-29 llamado Enola Gay, despegó de la base de Tinian y, a las 8,15 lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima. El 9, Stalin declaró la guerra a Japón, sus tropas invadieron territorio japonés y una segunda bomba atómica cayó sobre Nagasaki. Por primera vez en la Historia, el 15 de agosto de 1945, los japoneses escucharon la voz del emperador: Hiro Hito anunciaba la rendición por Radio Tokio. El almirante Ugaki se estrelló con sus últimos aviones contra barcos americanos. Anami, ex ministro de la Guerra, y Onishi, segundo jefe de Estado Mayor de la Armada se hicieron el harakiri. Otros oficiales se abrieron el vientre ante el palacio imperial. Eran los últimos estertores del Japón medieval.
El 2 de septiembre, a bordo del acorazado Missouri, Mac Arthur aceptaba la rendición formal de Japón.